Queridos hijos. En el tren de la vida, no viajamos solos. Junto a nosotros,
viajeroa de todas clases nos acompañan.
Procurad que no vaya a llegar la hora de
que se bajen en su estación o lleguéis a
la vuestra y no conozcáis ni tan siquiera el tono de su voz.
De ahí esta obrita que tan solo son cosas que, personalmente,
quiero practicar y en el intento ir haciendo mi propia vereda.
Si alguien os va a contar algo que ya sabéis,
no lo cortéis exclamando: ¡Bueno, eso ya lo sabía! Dejad que los demás
puedan sentir que os aportan algo.
Si alguien se disculpa con una mentira y
conocéis la verdad, no lo descubráis. Aceptar la disculpa y evitar que se
sienta humillado.
Si un día descubrís que alguien tiene un
defecto físico o de familia, no preguntarle nada, ni contárselo a los demás.
Sería contribuiriamos a resaltárselo
Si alguien se equivocan en algo, no se
lo echéis en cara. Todos nos equivocamos alguna vez o muchas veces.
Si alguien os insulta, no le respondáis con
otro insulto. Nada indigna más al insultante que el silencio por
respuesta.
Si alguien lo veis caído, no hagáis leña de
él; aceos leña con él
Si un amigo os olvida, pensad si no os habréis olvidado primero vosotros de
él y si no es así, olvidadlo también vosotros porque no era amigo.
No le quitéis la palabra al otro para colocar la vuestra.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario